Los Esenios (Las sectas en los tiempos de Jesús)

Los Esenios era una secta judía cuyo origen se remonta al movimiento 'hasideo' de la época de la dominación Seléucida (197 a 142 adC) y cuya existencia hasta el siglo I está documentada por distintas fuentes. Fueron contemporáneos de los saduceos y los fariseos. 

Sobre el origen de la palabra del nombre esenio, se han tejido varias hipótesis: puede significar "santos", en griego oseeos, una referencia a "los piadosos" hasidei, en arameo hesé; o venir del hebreo, osei hacedores (de la Ley), eça consejo o assayya sanadores o terapeutas. El Talmud los llamó "bautistas matinales" (tovilé shahrit). Escritos árabes se refiere a ellos como magaritas, "de las cuevas".
 

Se ha especulado con que Jesús de Nazaret y Juan el Bautista tenían relaciones con ellos o incluso pertenecían a la secta. [NOTA MÍA: Juan Bautista es probable que al menos los hubiera conocido. Sobre la relación de Jesús con los esenios no sé de fuentes fiables que puedan documentarla]. Entre ellos se ha querido ver el germen del cristianismo y Renan llegó a escribir que "el cristianismo fue en gran medida el esenismo triunfante". [NOTA MÍA: Lo que dice Renan no es verdad].
 

Documentos
 

Durante mucho tiempo fueron sólo conocidos por las referencias de autores antiguos, tales como Plinio el Viejo, Flavio Josefo, Filón, Dión Crisóstomo, Hipólito de Ostia y Epifanio de Constancia. De ellos se sabe hoy mucho más, gracias al descubrimiento en 1947, de los Manuscritos del Mar Muerto. Llamaba a la gente a abandonar el orden de cosas existente y entrar en una comunidad de bienes y de normas que se consideraba a sí misma el resto de Israel que establecía la Nueva Alianza con Dios.
 

La Comunidad
 

Tras la revuelta Macabea (166-159 adC), que habían apoyado pero cuyos resultados finales no compartieron, se retiraron al desierto para "preparar el camino del Señor", bajo el mando de un nuevo líder, el Maestro de Justicia.
 

Si alguien deseaba ser miembro de la comunidad (Yahad) debía ser instruido, aceptado y luego pasar dos años de prueba para ingresar definitivamente. A los que hacían el juramento y entraban en la comunidad, se les exigía una vida entera de estudio de la Ley, humildad y disciplina. No volvían a jurar pues estaban obligados a decir siempre la verdad. Sus bienes pasaban a ser parte de toda la comunidad, y al igual que los frutos del trabajo de cada uno, se distribuían según las necesidades de cada uno, dejando una parte para auxiliar a pobres, viudas, huérfanos, mujeres solteras de edad, desempleados, forasteros y esclavos fugitivos, que sin ser integrantes de la comunidad requirieran ayuda. Se imponía también la observancia de un estricto código de disciplina, cuya base era la corrección fraterna mutua.
 

Interpretaban la Ley, o mejor dicho, administraban la interpretación última de la Ley que había sido revelada a su fundador, a quien se hace referencia en sus escritos como el MAESTRO DE JUSTICIA. Este personaje, del que sabe algo más gracias a los manuscritos del Mar Muerto, actuó, según la mayoría de los expertos, hacia el 150 adC y se habría opuesto al Sumo Sacerdote Jonatán, hermano de Judas Macabeo, al considerar que había abandonado la fidelidad a Dios. Sus seguidores marcharon a Qumrán, sitio que los integrantes de la comunidad llamaron Damasco. La arqueología muestra que la ocupación de Qumrán fue intensa del 103 al 76 adC, durante los reinados de Aristóbulo I y Alejandro Janeo, quienes persiguieron cruelmente a sus opositores.
 

El esenismo no se limitó a Qumrán. Se sabe que en el siglo I en Jerusalén había un barrio esenio. Muchos esenios, unos 4.000, según Flavio Josefo, vivían en las ciudades, de una forma particular, pacifista, en comunidad de bienes, manifestando su doctrina. Según este autor, parte de los esenios como norma no se casaban, pero otros por el contrario sí lo hacían, entre estos últimos estaban los de Qumrán, que debían contraer matrimonio a la edad de 20 años.
 

La comunidad de Qumrán, se autosostenía con los trabajos agrícolas. En las ruinas es notable el número de depósitos de agua. Estos eran imprescindibles para las necesidades físicas de la comunidad en medio del desierto, pero también desempeñaban una parte importante de su ritual, que incluía numerosos lavados.
 

Creencias
 

Creían en la inmortalidad del alma, el Juicio Final, la resurrección, la vida eterna gloriosa para los convertidos a Dios y el castigo infernal para los malvados. Consideraban verdadera la existencia, funciones y facultades de los ángeles. Al mismo tiempo sostenían la existencia de ángeles caídos y enemigos de Dios y Belial o Satanás, espíritu del mal.
 

Para los esenios ningún humano tenía méritos para considerarse justo por sí mismo. Creían que solamente por amor de Dios podían las personas recibir perdón por sus pecados y que era la misericordia de Dios la que había permitido forjar una Nueva Alianza con Él a quienes se arrepentían y convertían.
 

En sus escritos dicen:
 

Los que caminan en el espíritu de la verdad recibirán curación, una larga vida de paz y fecundidad, junto con toda bendición perpetua y alegría eterna en una vida sin fin, una corona de gloria y un manto de majestad en la luz inextinguible. Por el contrario, los que caminen en el espíritu de las tinieblas verán una multitud de plagas de manos de todos los ángeles de destrucción, condenación eterna por la fuerza vengadora de la ira de Dios, tormento sin fin y desgracia perpetua, junto con la extinción infamante en el fuego de las regiones tenebrosas.
 

Proclamaban que gracias al Espíritu Santo los convertidos podían entender la palabra de Dios, interpretar sus mensajes en las Escrituras y en la vida y profetizar. El pueblo les reconocía el don de profecía y el de sanación. Sus escritos se refieren a sanaciones por imposición de manos y al estudio de las propiedades medicinales de plantas y piedras.
 

Consideraban que los poderes humanos siempre oprimen y por lo mismo no participaban en las guerras:
 

¿Qué pueblo desea ser oprimido por otro más fuerte que él? ¡Quién desea ser despojado inicuamente de su fortuna? Y sin embargo ¿cuál es el pueblo que no oprime a su vecino? ¿Dónde está el pueblo que no ha despojado a otro de su fortuna?
 

Esperaban la era mesiánica cuyo advenimiento preparaban. En sus escritos de fines del siglo II adC, se refieren a un mesías sacerdote y a un mesías rey, destacando la importancia del primero, en coincidencia con el origen sacerdotal de los fundadores de la comunidad. En sus escritos de los siglos I adC y I, la concepción mesiánica evoluciona hacia destacar al mesías rey y al mismo tiempo que se le atribuye filiación divina. Por otra parte adquiere importancia también la figura bíblica de Melquisedec, el sacerdote que no perteneció al linaje sacerdotal.
 
Referencia 

* Vidal Manzanares, César 1993: Los esenios y los rollos del Mar Muerto. Martínez-Roca, Barcelona.
 

Fuente: Wikipedia
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