La verdadera prosperidad (Pastor Joel Perdomo)


Introducción

A principios del siglo pasado un predicador alemán del pensamiento positivo hablaba a sus feligreses de un evangelio de prosperidad. Pero al llegar una crisis económica toda su teología se desvaneció y tubo que reconocer su error de predicar un evangelio solamente materialista.
Es fácil predicar mensajes de prosperidad cuando hay abundancia, pero no es fácil decirlo en medio de una crisis económica.
En mi experiencia personal he tenido que enseñarle a muchos cristianos de países pobres cómo ser bendecidos de acuerdo a la palabra de Dios en situaciones donde todo lo que existe es FE. Estas experiencias nos enseñan grandes lecciones que marcan nuestra vida profundamente y que nos ayudan a ser equilibrados y conscientes de las necesidades de los más desprotegidos en la sociedad.
Sobre todo cuando he visto en estos países a cristianos muy pobres, alabando a Dios llenos de gozo como pocas veces lo he visto en otros lugares.
Entonces me surge la pregunta: ¿Quiere Dios que el cristiano sea rico o pobre?


• Riqueza y pobreza.


Ni la riqueza ni la pobreza son sinónimo de disfrutar una buena o mala relación con Dios.
Nadie puede juzgar la condición espiritual de un cristiano por su estado económico y mucho menos decir que ser pobre es estar mal con Dios o que ser rico es igual a estar bendecido.
Enseñar que el cristiano debe, por antonomasia, ser rico es una burda burla para aquellos que de corazón sincero sirven a Dios en países pobres.
Sabemos que a partir de nuestra conversión al evangelio comienza un período de restauración a todo nivel en la vida del cristiano. Pero condenar a millones de cristianos que viven y otros que han muerto en situaciones paupérrimas, por su condición de escasez económica, sería una burla al evangelio y al que dijo: “Los ciegos ven, los cojos andan, los leprosos son limpiados, los sordos oyen, los muertos son resucitados, y a los pobres es anunciado el evangelio.” Mt. 11:5


Santiago dice: “Hermanos míos amados, oíd: ¿No ha elegido Dios a los pobres de este mundo, para que sean ricos en fe y herederos del reino que ha prometido a los que le aman? Pero vosotros habéis afrentado al pobre. ¿No os oprimen los ricos, y no son ellos los mismos que os arrastran a los tribunales? ¿No blasfeman ellos el buen nombre que fue invocado entre vosotros? ( el de Cristo con su menosprecio del pobre).
Si en verdad cumplís la ley real conforme a la escritura: Amarás a tu prójimo como a ti mismo, bien hacéis; pero si hacéis acepción de personas, cometéis pecado, y quedáis convictos por la ley como transgresores. Stg. 2:5-9
Santiago exhorta a través de su filípica a los hermanos que estaban menospreciando al pobre, diciéndoles que son pecadores por el menosprecio y la indiferencia al pobre.


Predicar que el cristiano debe ser rico ¿No ofende acaso a aquellos cristianos que son pobres en todo el mundo y que también aman a Cristo?
Acaso no dijo Cristo: “Porque siempre tendréis pobres con vosotros, pero a mí no siempre me tendréis.” Mt26:11
En ningún momento Jesús dijo que la pobreza se terminaría en el mundo con su venida.
Jesús dijo al joven rico: “Si quieres ser perfecto, anda, vende lo que tienes, y dalo a los pobres, y tendrás tesoros en el cielo; y ven y sígueme.
Oyendo el joven ésta palabra, se fue triste, porque tenía muchas posesiones.
Entonces Jesús dijo a sus discípulos: De cierto os digo, que difícilmente entrará un rico en el reino de los cielos.” Mt. 19:21-23
Ahora bien, NO estoy planteando que el cristiano debe ser pobre para alcanzar el reino, realmente el cristiano puede ser rico o pobre y esto no determina su real prosperidad.


• Job fue rico y pobre a la vez.


En la Biblia encontramos el relato de Job, quien estuvo en los dos extremos (riqueza y pobreza) y ninguno de ellos determinó cuál era su condición espiritual.
Cuando Job poseía todo, Dios mismo dio testimonio diciendo que Job era perfecto.
Y cuando sus amigos lo juzgaron de pecador por su condición de pobreza esto NO le agradó a Dios. De tal manara que los amigos de Job tuvieron que ir a Job para que orara por ellos para que Dios les perdonara por la acusación.
Job aun en su estado de prueba seguía siendo un siervo de Dios y por eso Dios lo recompensó. Este ejemplo nos ilustra que el cristiano puede pasar por situaciones de prueba y eso no es sinónimo de pecado.
Entonces ¿Por qué hay cristianos que han centralizado sus sermones en una falsa prosperidad? Porque existe una prosperidad bíblica, pero no es solo de dinero sino que dice:
“No os afanéis diciendo qué comeremos o qué beberemos o qué vestiremos. Porque los gentiles buscan todas estas cosas; pero vuestro Padre celestial sabe que tenéis necesidad de todas éstas cosas. Más buscad primeramente el reino de Dios y su justicia, y todas éstas cosas os serán añadidas.” Mt. 7:31-33


En ningún momento el Señor estableció las necesidades económicas como asunto prioritario en la agenda del cristiano. Al contrario, atacó el afán y la ansiedad por estas cosas y declaró que lo importante son los asuntos eternos y que como consecuencia de la búsqueda de éstos él añadiría lo demás.
El afán es falta de fe en un Dios que ha prometido suplir lo que necesitamos.
La Biblia dice: “Por nada estéis afanosos, sino sean conocidas vuestras peticiones delante de Dios en toda oración y ruego, con acción de gracias.” Fil. 4:6
Son innumerables los pasajes de la Biblia donde se condena la avaricia por las cosas materiales y se lo compara como pecado de idolatría: Col. 3:6, - 1 Tim. 6:10, Heb. 13:5, - Ef. 5:5


• La verdadera prosperidad.


La verdadera prosperidad del cristiano va más allá del dinero y tiene que ver con un estado de paz con Dios, el prójimo y todo lo que le rodea.
“Amado yo deseo que tu seas prosperado en todas las cosas, y que tengas salud, así como prospera tu alma.” 3 Jn. 2
Algunos quieren utilizar este verso para justificar la falsa prosperidad, pero déjame decirte que de un saludo de una carta no se puede postular una verdad bíblica.
En esta carta, Juan, está saludando a su hermano Gayo, pero esto no es una promesa de Jesucristo, ni un mandamiento, sino el deseo de Juan, de que su hermano Gayo sea bendecido. Usar éste pasaje para decir que Dios quiere que seamos ricos es incorrecto.
En la oración del Padre nuestro el Señor enseñó a orar con dependencia total de él en nuestras necesidades básicas cuando dijo: “El pan nuestro de cada día, dánoslo hoy.”
Dios ha prometido suplir nuestras necesidades y esa promesa vale más que todo el dinero del mundo, porque Dios no miente. El dinero se agota, pero la promesa no.
“Mi Dios pues suplirá todo lo que os falta conforme a sus riquezas en Cristo Jesús” Fil. 4:19
¿Por qué no mejor aferrarnos al dador, que a la dádiva? Es preferible aferrarse a la promesa que no falla; que al dinero que sí falla.
Pablo dice: “Sé vivir humildemente, y sé tener abundancia; en todo y por todo estoy enseñado, así para estar saciado como para tener hambre, así para tener abundancia como para padecer necesidad.” Fil. 4:12
Nuestro servicio a Dios es incondicional y no podemos depender de la calidad de nuestra situación económica para servir y seguir al Señor.
Creemos que el cristiano es bendecido desde el momento que se convierte a Dios, pero el tema de la prosperidad es periférico dentro de todo el contexto de la Biblia y cuando predicamos solo prosperidad ignoramos el objetivo central para el cual hemos sido llamados como hijos de Dios.
El cristiano puede ser probado pasando por dificultades a cualquier nivel y esto lo vimos en la vida de Job que nos sirve de ejemplo ( Rom. 15:4.)
Santiago dice: “Hermanos míos, tened por sumo gozo cuando os halléis en diversas pruebas, sabiendo que la prueba de vuestra fe produce paciencia.” Stg. 1:2-3
Otras citas: Lc. 8:13, Rom. 5:3-5, Stg. 5:11, 1Pedro: 1:6-7
Jesús dijo: “ Estas cosas os he hablado para que en mi tengáis paz. En el mundo tendréis aflicción; pero confiad, yo he vencido al mundo.” Jn. 16:33


Conclusión:


1. Dios ha prometido suplir nuestras necesidades económicas y de todo tipo.
2. La Biblia condena la avaricia por las cosas materiales y le llama idolatría.
3. La riqueza material no es el mensaje central del evangelio y el énfasis marcado a la enseñanza sólo de éste tema desvirtúa el mensaje primordial de la Biblia (El amor al prójimo.)
4. Ni ser rico o pobre determina la condición espiritual del cristiano.
5. El cristiano puede ser probado y eso lo afirma toda la Biblia.
6. El primer lugar en nuestra vida lo debe tener Dios y la búsqueda de su reino. Como consecuencia Dios promete que proveerá los medios (Trabajo, negocio, etc.) para suplir nuestras necesidades.
7. Dios puede bendecir hasta la saciedad al cristiano y no hay nada de malo en ello, siempre que se le dé a Dios el primer lugar en su vida (de hecho y NO de palabra.)

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